domingo, 23 de enero de 2011

La mujer de mis sueños (y 2)

Segundas partes nunca fueron buenas … al menos eso se dice. Si, al poner entre paréntesis “y 2”, tal como la mayoría de las mujeres pensará, me refiero a que hay que leer el texto anterior con este mismo título (pero sin el “y 2”) - publicado en el mes de diciembre 2010 - antes de leer este escrito, de modo que en el remoto caso de que se comprenda algo de lo que un servidor escribe, al menos haya alguna posibilidad de ello al leer el primer mensaje previamente. Y no, tal como la mayoría de los hombres pensará, con el “y 2” no me refiero a una segunda mujer de mis sueños. Bien, una vez establecida esta aclaración previa, vayamos a lo que vamos…la mujer de mis sueños. Un primer inciso es, vale, muy bonito, “la mujer de mis sueños” y todo lo que quieras, pero vamos Juan, en el texto anterior solo hablas de sexo, no te engañes; muy romántico… pero sexo por doquier; muy emotivo … pero lujuria y placer desde los pies a la cabeza (a la cabeza con pelo me refiero… es decir, a la cabeza con pelo donde tenemos orejas, ojos, boca… esto de que este texto lo lean hombres, me da mucho trabajo adicional al tener que explicar con tanto detalle cada palabra… en fin mujeres, lo lamento, pero somos asi, si no se nos definen claramente las cosas, tendemos a hacer volar la imaginación y entonces ya sobrepasamos los límites de todo adjetivo negativo que se nos pueda achacar). Dónde estaba? Ah! Si, sexo, lujuria, placer… Como soy hombre, esto es lo que se me viene a la cabeza (no, por favor otra vez no… cabeza, donde esta el cerebro… perdón, donde las mujeres tienen el cerebro) y para remendarlo, porque mal arreglo tiene, digamos sencillamente que esto es lo que los hombres leeremos pero salven el texto las mujeres que verán en el mismo cosas como ternura, amor, dulzura … Y es que como dice mi mujer ahora que ya no juego al futbol “estoy peor”, solo tengo un tema de conversación … antes al menos tenia dos, y aunque a ella no le gusta el futbol al menos de vez en cuando cambiaba de tema. Bien, más o menos salvado el punto anterior, nos centramos en otro aspecto importante; es una suerte poder compartir cama con la mujer de mis sueños, pensarán muchos. Pues si … y no. Imaginaos por un momento que os acostais noche tras noche con por ejemplo … Isabelle Adjani … uy no que se me va a notar la edad… digamos Sophie Marceau … tampoco, tampoco, mas joven Juan que se nota la edad… vamos piensa…Kristen Stewart…demasiado joven… corcholis, recorcholis, caracoles!, no sé ni quien es, la he tenido que buscar en internet (Google) por “actrices de moda”, hay que ver lo que hace la edad… en fin, que cada cual piense en una actriz famosilla y de buen ver (ante sus ojos), vale? Y de igual modo, que cada cual (pero en este caso cada “fémina”, es decir cada “cuala”, ja ja!) piense en un equivalente en actor, sea Harrison Ford, Brad Pitt, u Orlando Bloom. Lo tenemos? Ya? Vale, pues ahora imaginad, como decía, que os acostais (“acostarse” implicando solamente compartir cama) cada noche con ella o con él … y que no la/le podeis ni tocar … ver, pero no tocar … peor aun, ver y oler, pero no tocar … peor peor, ver, oler, rozar, pero no tocar… qué? Cómo se os quedaría el cuerpo? Y el “aparato genital” ?? Entenderme, iba a decir … “Y el miembro/”miembra”??” Y entonces añadir en tono guasón, “duro, no?” … Pero claro, duro … ellos … pero todo lo contrario, ellas. Así que ante tal dilema, he preferido no escribirlo. Digo yo… qué dices? Pues eso. Y de nuevo, volvemos al sexo. Pero Juan, parece mentira, el sexo no lo es todo… No, no lo es, pero es como el dinero, no lo es todo para conseguir la felicidad, pero ayuda, pues igual cambiando la palabra dinero por sexo. Además, quien habla de sexo? Yo hablo de amor… Si, hombre, ahora nos querrás convencer de que ni nombras el sexo, no? … No, no, hablo de amor, implicando la parte sexual tambien, mientras dure… dura. Pero a lo que íbamos … me acuesto (de nuevo, “acostarse” implicando solamente compartir cama) cada noche con mi actriz favorita (mi mujer) a la que he deseado desde que la conocí y deseo, y por tanto no tengo reparo en confesar que así me siento yo cada noche que no tengo la suerte de “hacer algo más que dormir” en la cama con mi mujer (y no me refiero a roncar ni a ver la televisión porque no tenemos tv en la habitación) como aquel que puede ver, oler, rozar a su actriz favorita pero no tocarla. Por suerte para un servidor, mi mujer es bastante realista. Ella debe pensar, “si no puedo con mi actor favorito, ni he tenido la suerte de juntarme tampoco con un actor secundario, me conformaré con “acostarme” (y esta vez con derecho a ver, oler, rozar, y tocar) con el “extra” de mi marido!!!”. Felices sueños!
(Con musica…) Yo concluyo, que mi motivo mejor eres tu.

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