Derechos para todos ... pero ... y las obligaciones?

Estaba comiendo en un barecito con cierta e inusual tranquilidad, cuando al no poder conversar con nadie (puesto que estaba solo en mi mesa), no pude evitar oir la conversación de la mesa de detras de mi… “los españoles lo tenemos claro, ahora vamos a una entrevista de trabajo y solo preguntamos por nuestros derechos – que si qué horario tendré, que si cuántas vacaciones, que si cuántos permisos, etc…- y no queremos saber nada de nuestras obligaciones. Asi, otra remesa de chinos que venga de allá y estamos todos sin trabajo” … le comentaba uno de ellos al otro. La verdad sea dicha, no sé bien cual era el fondo de la conversación, pero esas palabras me hicieron pensar si quizá yo estaba o no de acuerdo con tal disertación al afirmar que queremos todos los derechos pero pocas obligaciones. Generalizar es muy arriesgado y poco exacto, pero al llegar al postre (que no recuerdo qué fue) creo que estaba convencido de pensar igual que aquella persona que hablaba a su compañero gastronómico en aquel bar. Pero no solo en el aspecto en el que comentaban ellos, es decir el laboral, sino también y quizá mucho más aún, en el educativo, tanto en el seno de la familia como en la escuela, colegio, instituto y tantos nombres como queramos darles. Opino (y es solo una opinión, como la que os pido me hagais llegar de vosotros para que den algo de luz a mi penumbra mental) que nuestros peques y nuestros jovencitos, saben (y hasta algunos los conocen!) perfectamente que tienen derechos, pero la gran mayoria no saben (o no quieren saber) que tambien tienen obligaciones. Debemos conocer nuestros derechos, por supuesto, y luchar por ellos. Pero deberiamos tambien asumir nuestras obligaciones. Y mientras padres (e incluyo en este vocablo tanto a madres como a padres, tal como su definición indica), profesores, directores de centros educativos, administraciones correspondientes, e incluso policia y justicia, no nos pongamos de acuerdo y nos dediquemos a recordar a esos peques y jóvenes que también tienen obligaciones y cuales son … pregunta … seguiremos estando perdidos en un mar de mal-educados y consentidos donde los padres no saben qué hacer con los hijos, los profesores han perdido las ganas de enseñar, los directores de los centros educativos no quieren involucrarse, la policia se encuentra indefensa, y los jueces no saben cómo aplicar la ley y cuando saben, esta no sirve de nada?

Músico o fútbolista?

Estaba la familia (mamá, hija, hijo, y papá) reunida ... es decir en la misma habitación de la casa y hablando de un mismo tema (o muchos temas pero uno detrás de otro e inusualmente de forma ordenada)... esta aclaración me ha parecido oportuna puesto que estar en la misma habitación no siempre implica que se este conversando, y estar hablando no implica hacerlo de forma ordenada y mucho menos que todos los miembros de la familia diserten sobre un mismo tema. Pero en este caso se daban estas circunstancias, por raro que parezca. Saltando de un tema a otro, tocaron (nunca mejor dicho) el tema de la música y lo mucho que le gustaban las clases de música de la escuela al hijo del matrimonio. Tan emocionado hablaba de ello el hijo, que el padre comenzó a crearse una idea de esas que de repente surgen en la mente ... su hijo como gran intérprete de algún instrumento digno de cualquier palacio musical aclamado por el público allí concentrado para escuchar su arte ... cuando ya de vuelta a la conversación familiar, al preguntarle al hijo que cual era su instrumento favorito, el hijo respondió ... el cencerro !! Y no, no tengo nada en contra del cencerro (instrumento musical), sino que la graciosa situación me viene de maravilla para comentar como a veces los padres, involuntariamente, influimos sobre nosotros mismos para influir a los demás. Recuerdo que a mi madre le hubiera gustado que fuera músico (pianista, nada más y nada menos, y todo porque veía un órgano y me ponía a aporrear las teclas – por favor no confundir órgano “musical” con órgano “genital femenino”, que aunque también se toca y cuando se toca bien emite sonidos musicales dignos de cualquier sinfonía, no es lo mismo, y a esa edad, yo no sabía ni cómo se “afinaban” esos otros órganos!!) y sin embargo a mi padre le habría gustado que fuera fútbolista (todo porque veía un balón y me volvía loco jugando). Pero ... que quería ser yo? Amaba (y amo) la música, pero para disfrutarla en buena compañía, y me encantaba (encanta) practicar (si, vale si, practicar el sexo también, pero no es lo que iba a decir, que estais en todo eh! uno no puede permitirse escribir una palabra que se salga un poco del tema, y eso que no estamos en primavera!) el fútbol, pero compartido con buenos amigos. En ninguno de los dos casos, como profesión. Pero eso si, he disfrutado momentos inigualables tanto con la música como con el fútbol, y por ello, estoy agradecido. Pero volvamos a lo nuestro … no, al sexo no, caramba chicos (y chicas), como estamos hoy eh! … me refiero a volver a lo de la influencia (involuntaria y voluntaria) sobre los demás, y en especial sobre miembros de la misma familia. Si uno se para a pensar sobre su vida y sus relaciones con los demás, en cuántas ocasiones y con cuántas personas uno trata de influir sobre algo?? En muchas más de las que cualquiera de nosotros pensamos, seguramente. Párate, párate a pensar unos minutos … Es así?