lunes, 18 de octubre de 2010

Hazme un pedido

Entro en una cafeteria despues de despedir a un buen amigo en la estacion de tren, hago mi pedido al caballero de detras de la barra y le pido la cuenta para abonarsela en el mismo momento. Entonces me dice amablemente que no, que eso no es posible, que por favor me siente y me tome mi tiempo en consumir lo pedido y que luego le pague … y añade que me ve muy “estresado” (nota: es la primera vez que entro en este establecimiento, no me conoce de nada) y que opina que relajarme unos minutos me ira bien. Sigo su consejo y me siento. Posiblemente no se trate solo del estres que acumulo dia a dia y que en principio ya es parte de mi, sino tambien la emotiva aceleracion de mi corazon por haber despedido (o mejor un “hasta pronto”) en dos dias consecutivos a tres buenos amigos despues de disfrutar esos dias juntos; buenos amigos a quienes no tengo la suerte de ver mas que una vez al año o cada dos años. Me siento muy dichoso de contar con amigos como ellos. Apenas hace tres dias que con buena dosis de cansancio, uno (una en este caso) de ellos me mantenia despierto durante casi cuatro horas de viaje en coche, contandome una bellisima historia, mas grande aun si cabe, por ser real… verdadera. Sin entrar en la historia en si, extraigo algunas ideas de la misma. Conceptos y valores como la amistad sincera, el amor verdadero, la paciencia, la negacion al sentimiento de rencor, la libertad al ser amado, la perseverancia, el respeto … Todo ello me ha hecho reflexionar mucho sobre el valor de la amistad y su cultivo. En la noche del sabado al llegar a casa y encontrar a mis amigos alli, senti una sensacion dificil de explicar, pero llena de calor y vida (y no es porque hubiera 15 personas en 20 metros cuadrados). Y me preguntaba a mi mismo si realmente hago algo por cultivar la amistad de aquellos con quienes comparto mi vida de un modo u otro, si realmente yo merecia sentir esa emocion interna al ver mi casa llena de amigos. Seguramente no, o al menos no lo suficiente. Quiza, como dice mi mujer, es “su” casa … y por ello estaba llena de amigos. Una vez me dijo que a veces trataba mejor a los clientes que a ella misma, y por si esto no fuera suficientemente triste, encima yo le conteste … “hazme un pedido” (aunque le contestara bromeando). Es asi como se siente todo aquel al que yo llamo “mi amigo”?? A todos vosotros, vosotros que aun teneis la paciencia de permitirme llamaros amigos y amigas (incluyendo mis hermanas), y como no, a mi mejor amiga, mi mujer, con lagrimas de alegria y tristeza mezcladas en el corazon (o lo que me quede del mismo), recibid este breve pero sincero homenaje. Os quiero.

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