domingo, 9 de mayo de 2010

De profesiones

Tengo por costumbre leer la “nota del editor” que escribe Fco. Javier Romero en cada edicion de la revista Pressgraph. En esta ocasion, me gustaria haceros llegar la version (casi) integra de la nota publicada en el numero 513 correspondiente al periodo 1-15 febrero de 2010. Pero antes comentar que no tengo nada en contra de los funcionarios en general, todos conocemos alguno que nos ha resuelto alguna dificil papeleta y todos conocemos alguno que nos ha hecho la vida imposible. El texto no trata en absoluto de evaluar su funcion.
Su titulo es : “Papa, quiero ser funcionario”.
Y dice asi…
Hace unos dias lei en la prensa diaria una noticia que, a pesar de ser fiel reflejo de las consecuencias que reportan las malas decisiones tomadas al mas alto nivel gubernamental , no dejo de entristecerme. Cuando en los presupuestos del Estado se recorta seriamente todo cuanto hace referencia a investigacion e innovacion; cuando por inexplicables politicas economicas, las pequeñas y medianas empresas ven cerrado su acceso a la financiacion; cuando es imposible adaptar las plantillas a las fluctuaciones de la demanda; cuando es patente la injusticia de un impuesto de sucesiones y hay que aguantar que, por intereses de partido, no se llegue a su abolicion, es logico que, lamentablemente, se publiquen titulares como el que llamo mi atencion: “El 62% de los jovenes en paro quiere ser funcionario”. Ante el panorama descrito, quien no se desalienta? Ver como, por ejemplo, nuestro pais vecino, Francia, proclama a los cuatro vientos que para salir de la crisis va a redoblar sus esfuerzos en estimular la investigacion, la formacion, y la innovacion, y escuchar como en el nuestro se busca la solucion en, precisamente, todo lo contrario, es para desanimar a cualquiera que estuviera dispuesto a emprender la carrera empresarial, que, a fin de cuentas, es la que acabara sacando las castañas del fuego a Gobierno y sindicatos, ya que tiene sobradamente demostrada su capacidad para formar profesionales con vocacion para crear riqueza y puestos de trabajo. No es que tenga nada en contra de los funcionarios que sirven a nuestras administraciones, pero me pregunto que ocurrira cuando toda la potencial fuerza laboral que anida en la juventud de nuestro pais se destine al funcionariado. Quien dedicara sus esfuerzos a levantar una empresa? Quien correra los riesgos de ser pionero en innovacion? Quien abrira las puertas de su casa a nuevos empleados? Quien pondra en juego su patrimonio para abrir nuevos mercados o comercializar nuevos productos? En definitiva, quien creara riqueza? Lo siento, pero al constatar esa falta de ambicion y de espiritu de superacion, me quede muy triste; probablemente, no tanto como se quedara aquel pequeño empresario que, con merecido orgullo, contempla la empresa que con tanto esfuerzo e ilusion ha levantado, mientras escucha a su hijo que le anuncia: “Papa, quiero ser funcionario”.

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