martes, 12 de julio de 2011

El vasito de café

Martes, 06:30h., paro a tomar café y tostada antes de la jornada laboral. Si, he cambiado el “croissant” por una tostada con aceite y sal … dicen que es más sano… aunque la sal… y el pan … y el aceite … y el café? … El croissant!! Caramba, córcholis, recórcholis, caracoles! Ahora se intenta hasta pronunciarlo algo así como “cruasán” emulando la pronunciación francesa, pero en mis tiempos decías “curasán” y todos te entendían. Sonaba más sano, no? … “cura” y “sano” … o quizás más religioso? … “cura” y “san”… La cuestión es que nadie me dijo que hacía referencia a la fase lunar “creciente” y sin embargo en América Latina de toda la vida se le ha llamado “medialuna” más acertadamente que nosotros, diría yo… Bien, el tema es que ahora ya no es ni “croissant”, ni “cruasán”, ni “curasán”, sino tostada con aceite y sal que no da lugar a dudas. Observo la televisión conectada y como no suelo verla en marcha en casa muy a menudo, no puedo evitar que mis oídos y ojos fijen su atención en la misma. Pero solo obtengo noticias horribles sobre volcanes en erupción por aquí (Chile … sí, sí, lo de por aquí, es un decir), por allá (Eritrea) … terremotos provocando terribles efectos por aquí (Lorca), por allá (Nueva Zelanda, Japón…), incluso aquí al lado en Silla y Sollana (afortunadamente en menor escala-R) … Respuestas y respuestas de la Madre Naturaleza a las barbaridades que hacemos sobre ella los “humanos”? Nunca lo sabremos, verdad? En fín, como dirían algunos, los Dioses deben estar locos locos locos … qué hermosa película, no es cierto? Cuánto tendríamos que aprender de los bosquimanos, no? Aunque en la cinta en cuestión, ellos también se dejan llevar por las mismas “pasiones malignas” (representadas por la botella vacía de coca-cola) que nosotros, la diferencia es que ellos valoran lo poco que tienen y deciden deshacerse del “mal” que trata de cambiar su tranquila vida. Una preciosa película que a todos (mayores y peques) nos debería recordar ciertos valores. Y no seguir mi ejemplo… salgo del café, me dirijo al coche, y justo allí delante de mí, un vasito de plástico de los de café tirado en el suelo. Pienso en recogerlo, pero no veo papeleras alrededor y finalmente decido dejarlo allí ante la idea de cogerlo y no saber donde dejarlo dentro del coche hasta encontrar un lugar seguro para él. Culpable! Confieso. Porque una vez en el coche ya lejos del vaso abandonado, me reconozco a mí mismo que bastante poco me habría costado tratar de acomodarlo en algún lugar del maletero incluso si estaba aún algo “liquidoso” (cuidado los perspicaces con el significado que le dais a este engendro de vocablo!!). Hay que predicar con el ejemplo Juan y aquí has resbalado. Tan indignado (adiós! Lo que acabo de decir! … indignado… pero si no estoy en la “plaza”!! Como me atrevo a describirme como tal?… en fin, sean del signo que sean, manipulados por quien sea, con el fondo oscuro que sea … ya era hora que alguien saliera a la calle en este país!) estaba con mi “fechoría” matinal, que al mediodía al terminar de comer en uno de estos sitios donde comes con bandeja y luego debes dejarla civilizadamente (digo “civilizadamente” porque entre la poca gente que recoge la bandeja, que son pocos, los hay que las dejan de forma y manera que da miedo acercarse al carrito de bandejas), obtuve mi redención … camino del carrito de bandejas, una servilleta en el suelo … oh! Si! … Dejo la bandeja sobre una mesa libre, me agacho, y recojo la servilleta con gozo, placer y satisfacción personal (aclaro … no, no vino nadie por detrás de mi en ese momento) por lo bien hecho … por fin me he quitado la espinita del vasito de café! Pensándolo bien, si me quitara todas las “espinitas”, tendría tantos agujeritos en el cuerpo que al beber un vaso de agua, me saldrían “chorritos” por todas partes!

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